Fotografia de Fox Photos/Getty Images |
El domingo en el servicio de la mañana mientras dirigía la alabanza cantaba “libre, yo soy libre, las cadenas del pecado han sido rotas...” Y ayer lunes reflexionaba en este tema. La libertad viene a ser limitada. La libertad ha caído en mal uso y deberíamos tener cuidado ya que si el mundo nos da libertad de hacer algo, no quiere decir que es correcto ante los ojos de Dios. Quise analizar más en el tema y simplemente busque en la web sobre la libertad. Esto es un poco de lo que encontré.
La libertad que usted tiene en Cristo, le da libertad de hacer lo que está bien, sin restricciones de ninguna ley, pero no como un permiso para pecar o para hacer todo lo que usted quiera. Gálatas 5:13 (Reina-Valera 1960) Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros.
¿Quién de nosotros no ha "salido de su casa" y experimentado la esclavitud del pecado, la postración en que nos deja, el vacío desconsolador que nos atrapa cual red que entorpece el movimiento? ¿Quién no ha quedado fascinado por "cadenas de oro" que nos atan y que impiden volar hacia esa libertad que ansiamos y proclamamos a grandes voces se realice en nuestra vida? ¡Y es que precisamente la esclavitud del pecado es el gran obstáculo a nuestra libertad! Por ello el mismo Señor Jesús sentenció: Juan 8:34 (Reina-Valera 1960) Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado.
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