lunes, 8 de octubre de 2012

una vasija y un pescado


En mi vida me he propuesto unas metas y lamentablemente no las he podido realizar. Tenia mis metas que cumplir antes de llegar a los 25. Ahora estoy casi por llegar a los 26 y esta vez no me propuse metas.  Pero si he conseguido algo que me da satisfacción que cualquier otra cosa. Libertad. Como todas las metas y retos esto no se consigue de la noche a la mañana. Se pasa por altas y bajas, por lloro y alegría, por gozo y tristeza. Pero al final de todo, vale la pena pasar por cualquier “tribulación” si al final tendremos lo que siempre habíamos soñado, estar cerca de Dios. Ahí estoy yo. ¿Pero como llegue hasta aquí? 

Hace unos años alguien contó como Dios nos moldea, como un vasija. Era una mujer que había pasado por un terrible accidente y en ese momento estaba en silla de ruedas. Estaba en el altar sentada, y empezó a decir nosotros somos la vasija que el alfarero esta moldeando. El alfarero se sienta ante el torno, pone sus manos en la vasija y pasa mucho tiempo ahí moldeando el barro hasta llegar a ser una vasija. Cuando siente en sus manos una piedrita, la saca y vuelve a poner sus manos en el barro.  Hace esto hasta que su proyecto queda terminado. Ya no es una simple masa de barro, ahora toma la forma de una vasija.  Ahora tiene un uso.  Así esta Dios trabajando en mi vida.  Permanece sentado, con sus manos en mi vida, moldeando a lo que El quiere que yo sea.  Aveces siente una piedra que estorba y la quita.  Aveces duele cuando quita algo de mi, pero lo hace porque su proyecto final es que yo sea una vasija para honra.

Tres años atrás estaba en un retiro de jóvenes.  El orador había ministrado a muchos jóvenes, pero a mi no me había llegado mi turno.  Me recuerdo que yo oraba intensamente para que Dios me hablara y que obrara en mi vida.  Ya casi al final de el retiro estábamos comiendo todos juntos.  Yo me senté con mis líderes en ese entonces, con el orado y su ayudante.  Tuvimos una conversación muy grata y al levantarnos de las sillas, se acerca el ayudante y me dice que quiere platicar conmigo.  Empieza a hablar diciendo de que ve algo diferente en mi.  Es bonito cuando a uno le hablan así, pues se siente que no eres del montón. Pero lo que iba a decir después fue lo que mas me impacto.  Dijo que Dios sabia como había sido lastimado por persona y que Dios me tenia como un pescado abierto.  Cuando un pescado lo preparan, lo abren y empiezan a sacar toda suciedad, toda “peste”, toda cosa que sirva para comer.  Me dijo que así Dios me tenia a mi.  Mi vida es como un pescado, Dios esta preparando, quitando lo que me estorba, la suciedad, la inmundicia para dejarme listo.  

Tu vida también puede ser así como una vasija o como un pescado.  Estoy totalmente seguro que Dios quiere obrar en tu vida, y quitar todo lo que te estorbe para formarte a lo que El quiere.  Dejate limpiar por El, por su perdón y veras con tus propios ojos que es la salvación.  Al fin notaras que es ser libre de la inmundicia y del pecado.  Yo soy una vasija y un pescado y Dios no ha terminado conmigo.  Aun falta mas.  

Cada vez que una vasija se le dañaba, volvía a hacer otra, hasta que la nueva vasija quedaba como él quería. Jeremías 18:4 (TLA)

No hay comentarios.: