Gabriel en el centro de la ciudad

El viernes, 06 de Febrero del 2009  salí con mi amigo a comer a un restaurante en el centro de la ciudad.  Después de comer decidimos pasear por las calles.  Para llegar adonde queríamos tuvimos que pasar por restaurantes, bares, altos edificios y gente que salía o entraba de estos.  Mientras caminaba tratando de no toparme con la gente, algo llamo mi atención.  Estaba un muchacho hablándole a otro de los diez mandamientos.  En mi mente dije “yo he escuchado esto, esto suena familiar.”  Sin dudarlo me pare cerca de escuchar lo que estaba hablando.  Gabriel le estaba preguntando si había faltado a los mandamientos que están en la Biblia.  Cuando termino Gabriel de hablar decidí empezar una conversación y saber mas de el.  Mi corazón se lleno de orgullo y felicidad cuando vi a unos de los nuestros predicar el evangelio sin vergüenza en un lugar  publico rodeado de gente que solo buscan placer en los bares, clubs y restaurantes.  Me presente con Gabriel y le dije que yo también era cristiano y que servía en el ministerio en mi iglesia.  Me dijo: “la Biblia dice que en aquel día muchos dirán en tu nombre echamos fuera demonios, en tu nombre profetizamos, en tu nombre hicimos esto y esto.” Mis pensamientos era. Esta persona esta equivocada, yo estoy en la iglesia, yo voy a la iglesia regularmente, yo soy cristiano.  Pero dentro de mi empecé a reflexionar el porque me estaba diciendo esto a mi.  Por que me estaba predicando cuando yo lo único que quería era felicitarlo y bendecirlo por el trabajo que esta haciendo.  Nos pregunto que estábamos haciendo por ahí, era un lugar donde rodeaba la tentación.  Nos aconsejo que tuviéramos cuidado por donde andábamos aunque solo anduviéramos mirando.  Nos retiramos no sin antes estrecharnos la mano, el nos dio su tratado que andaba repartiendo y yo lo bendije una vez mas.            

Mientras caminaba con mi amigo le dije: “esa es de las personas que la Biblia dice, No me avergüenzo del evangelio porque es poder de Dios.”  A cada momento me recordaba las palabras que Gabriel me dijo.  ¿Estoy completamente sirviendo al Señor como El desea?  ¿Soy de las personas que pienso que la salvación la tengo ganaba por que hago esto y lo otro en la iglesia?  ¿Por que me dijo a mi esas palabras?  Yo mismo me di cuenta por medio de su Espíritu que no todas las áreas de mi vida satisfacen a Dios.  Esa noche vi claramente el mensaje de Dios.  No se si voy a volver a ver a Gabriel.  Pero siempre lo tendré en mi mente y corazón por el valor que tiene al enfrentarse a los demonios que rodean los lugares de perdición y por hablar la verdad sin avergonzarse.  Sin importar quien en su mente lo toman de loco por pararse en la calle a hablarle a los demás de la salvación y por decir la verdad a aquellos que piensan saber la verdad.

            Gabriel es un enviado de Dios y en mi oración pido por bendición infinita en su vida.